Más de veinticinco años avalan la trayectoria conjunta de Concha Jerez y José Iges, dos de los artistas más relevantes en el ámbito de las artes visuales, sonoras y de la acción.

Desde 1989, y simultáneamente con sus respectivas trayectorias individuales, comienzan a colaborar, unidos por el interés de transgredir distintos medios y lenguajes visuales y sonoras. Ambos siguen así la tradición InterMedia, término planteado a mediados de los años sesenta para definir fusiones formales y conceptuales entre distintos géneros artísticos o incluso para realizarlas fuera del ámbito del arte, expandiendo sus prácticas a otros contextos mediáticos y culturales.

La exposición retrospectiva media_mutaciones ofrece un recorrido por los proyectos conjuntos, a través de una selección de sus intervenciones site specific, instalaciones interactivas, performances, vídeos, obras radiofónicas y net.art.

Siguiendo la tradición de los pioneros del arte electrónico, de los cuales Concha Jerez y José Iges forman parte, sus proyectos plantean la participación del arte en la construcción social y cultural de la realidad a través de la transformación del lenguaje hegemónico audiovisual y sonoro. Al tiempo, su obra visibiliza las mutaciones que las prácticas artísticas producen en el uso de los media, evidenciando las tensiones y oscilaciones entre la realidad y los lenguajes que la representan. Así, crean nuevas narrativas que interrogan la compleja trama de lo real, construida y representada en los medios tradicionales de comunicación.

Mediante el juego y la interacción, o simplemente a través de una atenta escucha y de la observación de lo que acontece en cada una de las dieciocho obras -la mayoría de ellas producidas y expuestas internacionalmente a lo largo de las últimas décadas-,los artistas nos invitan a explorar distintos códigos de comunicación, así como los nexos y divergencias entre signos y significados.

En su conjunto, la propuesta de la exposición media_mutaciones de Concha Jerez y José Iges nos adentra en un paisaje visual y sonoro construido con la fuerza estructurante de la información, extraída directamente del entorno cotidiano de la radio, la televisión, la prensa o internet. En su obra se entretejen así distintas escalas de experiencias y realidades, transformadoras y transformadas bajo el prisma de los media.

 

Los artistas

Más de veinticinco años avalan la trayectoria conjunta de Concha Jerez y José Iges, dos de los artistas más relevantes en el ámbito de las artes visuales, sonoras y de la acción. Ambos habían iniciado su obra individual décadas antes –Jerez en los años setenta en el ámbito de las artes visuales y performativas, e Iges en la música y el arte sonoro, en los ochenta.

Desde 1989, y simultáneamente con sus respectivas trayectorias individuales, comienzan a colaborar, unidos por el interés de transgredir distintos medios, lenguajes y texturas visuales y sonoras. Ambos siguen así la tradición InterMedia, término planteado a mediados de los años sesenta para definir fusiones conceptuales entre distintos géneros artísticos o incluso para realizarlas fuera del ámbito del arte, expandiendo sus prácticas a otros contextos culturales o mediáticos.

Tanto Jerez como Iges utilizaban la información como materia prima de la creación artística antes de iniciar su trabajo conjunto: Jerez creando a partir de imágenes y textos de prensa y televisión, e Iges utilizando sonidos concretos, fragmentos de radio y otras fuentes sonoras.

Los dos plantean sus proyectos en diferentes formatos complementarios –como acción, instalación, obra audiovisual y/o sonora o como pieza fotográfica u objetual-. Algunas de sus propuestas se conciben como sistemas abiertos, que dialogan e integran las singularidades de cada espacio o entorno expositivo en sus instalaciones -véanse Argot (1991/2015) o El ojo de Polifemo (1997/2015). Otros propician la interacción con el espectador, influyendo la presencia del público en el transcurso de la obra caso de Terre di nessuno: Arenas Movedizas (2002/2008) o Persona (2005/2015)-.

Sus proyectos han formado parte de exposiciones internacionales tan diversas como la dedicada a Fluxus Virus en Colonia/Alemania (1992) o en la primera muestra que trató la relación entre el arte y las redes culturales en el ámbito europeo, On line, en Graz/Austria (1993). El Landesmuseum Mainz/ Alemania produjo la performance Food for the Moon 1/94 en el marco del Festival der Avangarde (1994) y el festival internacional de arte, ciencia, tecnología y sociedad, Ars Electronica´97, les encargó la instalación El Ojo de Polifemo (1997). En España, sus instalaciones, conciertos y acciones InterMedia han sido expuestas en museos y centros de arte como Artium, CAAM, CGAC, DA2, Koldo Michelena, MNCARS o MACBA, por nombrar solo algunos.

 

 

Karin Ohlenschläger

Comisaria

8 fotomontajes de 100 x 70 cm c/u, impresión digital s/ aluminio.

Estas imágenes fotográficas recogidas de la prensa y posteriormente intervenidas por los artistas proceden de la homónima opera interactiva para Internet. Son escenas de ese “gran teatro del mundo” que nos ofrecen diariamente los medios.

Desde el interior de un teatrito de guiñol se muestra un video relacionado con contenidos y elementos sonoros y visuales de la ópera interactiva homónima realizada para Internet. Esa circunstancia nos puede llevar a cuestionar quiénes son los titiriteros que mueven los hilos detrás del escenario, quiénes conducen a los actores y quiénes, en definitiva, precipitan los acontecimientos.

4 transparencias de cibatrans, 4 cajas de luces de metacrilato (cilíndricas), 80x80x15cm c/u.

Pieza integrada por 4 transparencias de Cibatrans en 4 cajas de luces de metacrilato
Esta obra gira en torno al icono del Pulcinella, un personaje histórico nacido a mediados del siglo XVI en Italia. Como en el teatro popular, que mezclaba elementos del género literario culto con tradiciones carnavalescas, recursos mímicos y pequeñas habilidades acrobáticas, en esta obra es representado el artista como funambulista solitario en un juego del parchís monocromo. Su presencia cómica y tambaleante sobre el vértice que traza el cruce de las líneas centrales del tablero, señala las zonas fronterizas entre mapa y territorio en un espacio sin identidad, en medio de un vacío desregulado. La difícil posición del actor entre signos y significados de distinta índole le convierte en ficha solitaria que se mueve al son de un dado imaginario sin rumbo.

Tanto en los rituales sagrados de las culturas ancestrales como en el teatro moderno o en el espectáculo mediático, la máscara funciona como un interfaz que conecta las múltiples capas que separan/unen lo real y lo imaginario. El vestuario forma parte de este disfraz; puede ser utilizado para comunicar una identidad diferente, pero también para reafirmar la propia.
Al mirarnos en el espejo de este probador, la imagen de nuestro cuerpo se ve sustituida por sucesivas proyecciones de vídeo en las que personas sin rostro visible se prueban ropa ante una cámara, a la vez que reflexionan sobre su relación con la vestimenta y la conexión que ésta tiene con su propia identidad. En la intimidad del probador, dado que a través del espejo aportamos nuestro rostro a los protagonistas del vídeo, experimentamos la esa posibilidad de elegir otras identidades mediante las prendas.

La mirada de los participantes en el proyecto Persona está presente en todo el recorrido por la instalación. De edades y nacionalidades distintas, conforman un grupo de presencias heterogéneas. Las fotografías de sus rostros, reproducidas sobre metacrilato transparente instalado a poca distancia de la pared, generan una sombra que se desplaza con la iluminación intermitente y cambiante que el visitante activa. La superficie transparente en la que dichas fotografías se han impreso provoca que la piel de dichos rostros sea interferida por la propia piel del edificio.

Esta videoinstalación que emplea tres pantallas y una fuente sonora estereo nos introduce en las condiciones de los mineros de una de las últimas y más antiguas explotaciones de carbón –el Pozu Carrio- de la cuenca asturiana del Nalón, zona activa desde el siglo XVIII. La vida de estos trabajadores dentro y fuera de la mina está marcada por el ocaso. El ambiente visual y sonoro de la pieza delata la ausencia de signos de regeneración o transformación en la zona; una languidez programada, que quizás esconde la falta de voluntad política para reactivar ese sistema de producción industrial.

http://expandedradio.net/2009-dentro-afuera-intermedia-installation/

Esta serie de acciones para vídeo han sido realizadas por Concha Jerez y José Iges en estancias del edificio de Tabacalera inaccesibles al público. Como en la obra literaria y cinematográfica homónima de Fernando Fernán Gómez el contexto es el de un tiempo cambiante, el momento agonizante de una cultura, la desaparición de una forma de vida y trabajo, y la incertidumbre ante el cambio.
En el pasado, la actividad de esta estructura fabril daba sentido al espacio. Hoy estas mismas paredes solo tienen un valor patrimonial: son el testimonio de formas de vida y trabajo que han dejado de existir. Las acciones de Concha Jerez y José Iges se sitúan justo en el espacio InterMedia, en un paréntesis en el que la transformación de un espacio de producción industrial en otro de producción social y cultural queda suspendida en un vacío, en un tiempo inconcluso.